En esta noche tibia, las luces del fondo nocturno de la ciudad parecen demasiado lejanas, apartadas, en otra dimensión. Las miro una y otra vez pero no me hablan, solo están allí, brillando, alumbrando, dando calor.
Las luces nocturnas encandilan, atraen, y debería dejarme guiar como polilla, dando vueltas sin ton ni son a ese espectáculo que encandila. La noche. Su luz cegadora...
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