viernes, 12 de octubre de 2007

No Mires a los Ojos de la Gente (Golpes Bajos)

No mires a los ojos de la gente
me da miedo, siempre mienten.
No salgas a la calle cuando hay gente
Y si no vuelves, y si te pierdes, y si te pierdes.

Escóndete en el cuarto de los huéspedes
solas a oscuras no pueden verte.
Seguro que en la calle habrá gente
alguien te busca, alguien lo siente, alguien lo siente.

Quédate a mi lado, no te marches más.

No mires a los ojos de la gente
me da miedo, siempre mienten.
No salgas a la calle cuando hay gente
Y si no vuelves, y si te pierdes, y si te pierdes.

Escóndete en el cuarto de los huéspedes
solas a oscuras no pueden verte.
Seguro que en la calle habrá gente
alguien te busca, alguien lo siente, alguien lo siente.

Quédate a mi lado, no te marches más.

viernes, 5 de octubre de 2007

Niñez



Despertar ante una realidad irreal ya que la visualizamos de forma diferente, sin darnos cuenta de ella en su totalidad. Cogidos de la mano, caminamos creciendo y las pequeñas trabas son gigantes titanes imposibles de superar.

Nacer de la explosión materna. Mientras, ojos extraños miran ese primer instante de vida exterior. Debería ser diferente. Un corro familiar esperando ver la nueva vida.

Otro punto de vista es la vuelta a la niñez, a la inocencia perdida, a las miradas de sorpresa y a las palabras sin autocensura. Viejos arrugados, con ojos de niños, recuperando la magia interna. Viejos arrugados, con ojos cansados, que nunca mas volvieron a soñar.

Anocheciendo



Las luces de las farolas brillan, los transeúntes caminan en torno a las calles, llenas de coches, dirigiéndose hacia todas direcciones. Pasean, hablan entre sí. Esperan, miran, buscan. Un niño pequeño llama a su madre repetidamente, buscando su atención, mientras una mujer mayor con gafas y pelo color caoba pasea a sus dos perritos, con la pausa característica de su edad. Por mi lado aparece una pareja de ancianos, aun cogidos de la mano, mostrando en su rostro el esfuerzo por caminar, pero aun así, van juntos.

El semáforo es un lugar de tránsito, lugar de espera. Vienen. Van. Todo fluye.

Mi visión se centra en un joven de unos veintitantos. Con el pelo largo moreno, perilla y gafas, viste un pantalón vaquero remangado, una camiseta de mangas largas color grisácea y en vez de zapatos lleva chanclas. Sostiene un pequeño bolsito en sus hombros.

Lleva tiempo ahí, dando vueltas alrededor del semáforo, mirando de un lado a otro, seguramente esperando ver a esa persona que ha de llegar. ¿Será una mujer u hombre?, ¿amigo o amiga?, ¿ser amado quizás? Se toca varias veces el pelo, acicalándose, preparando el momento de unión.

Nunca lo sabré, porque mientras estaba escribiendo lo perdí, salió de mi campo de visión sin darme cuenta… ¡¡No!!... Ha vuelto de su ronda sistemática por los alrededores. ¿Se dará cuenta que escribo sobre él?

Ha aparecido un joven, de pelo largo rubio sujetando una mochila con unas letras. No quiero mirarlo bruscamente por si acaso me descubren. He mirado, las letras son DIR.

He vuelto a perder de vista al joven moreno. ¡¡Ahí está!! Ha encendido un cigarro.

Me centro ahora en ver al otro sujeto. Rubio, con camiseta ajustada, pantalón grisáceo y unas zapatillas color marrón desgastadas. Pienso si tienen algo en común, pero no se han hecho caso. Antes pensé que quizás podrían ser personas conocidas, por ejemplo por Chat. Mentes libres en busca de un momento de pasión.

Pero no es así. El joven de pelo moreno ha desaparecido de nuevo y lleva tiempo ausente. ¿Lo volveré a ver?

Olvido a este personaje y me centro en el joven de pelo rubio. No se acerca al semáforo. Se mantiene quieto, sin moverse, casi inerte. Parado, expectante. Su rostro no se gira. Seguro que sus ojos si. Un paso, dos, un cruce de pies, se tambalea hacia su izquierda, reposa, espera.

Se fue.

Mientras cambiaba de papel, para continuar escribiendo, llegó un joven moreno de pelo corto, musculoso, con camiseta estrecha azul de tirantes y una mochila en la espalda. Se dieron la mano y caminaron calle abajo, parecían amigos deportistas. Seguro que algún tipo de ejercicio harán.

Buscar, mirar, esperar una persona que espera e imaginar a quien espera. Espero, espero, espero. Es cuestión de esperar. Imaginar sus sueños, ilusiones, preocupaciones, incertidumbres, es toda una aventura, un sin fin de posibilidades, nunca conocida.

Mientras termino de escribir la gente pasa alrededor, compartiendo la ciudad, viviendo un sueño interior mientras caminan de un lado a otro. Anocheciendo.